“Atrévete” Cámbiate el hábito

En la vida cotidiana es común encontrarnos con dos tipos de personas, por un lado, tenemos a grupo de hombres y mujeres que van empujando muy fuerte, con determinación, porque saben lo que quieren y a dónde quieren llegar, porque además de tener claridad en sus objetivos, manejan sus tiempos de tal manera que, parece que todo lo que hacen se alinea con sus planes, metas y deseos. Por otra parte, existen aquellas personas que quieren una vida más plena, un trabajo satisfactorio, que cubra sus necesidades personales, familiares y laborales, también tienen sueños y expectativas, pero a diferencia del primer grupo, les cuesta mucho trabajo concretar sus proyectos. 

En ambos casos, estamos hablando de seres humanos que aspiran a una vida mejor y quieren relacionarse satisfactoriamente con su entorno, desean tener tiempo de calidad para su familia, reconocimiento laboral, salud física, un ahorro personal, bienes materiales e incluso paz mental; pero entonces ¿Por qué algunos lo logran y otros no? ¿Qué marca la diferencia entre los que llegan a sus metas y los que se quedan a medio camino? Existen muchos factores que permiten o impiden alcanzar los propósitos, algunos lo atribuyen a la suerte, otros a la falta de pericia, pero en realidad, gran parte del éxito o fracaso de los planes tiene que ver con los hábitos. 

En nuestro día a día repetimos hábitos que nos acercan o desvían de los objetivos establecidos, el 90% de lo que hacemos en nuestra vida es repetitivo y el 40% de esas acciones las llevamos a cabo sin darnos cuenta; así que, mucho de lo que sucede con nuestros proyectos de vida se debe a la forma en cómo y por qué realizamos esas actividades. Los hábitos son importantes porque nos permiten incorporar a nuestra vida todo aquello que necesitamos para alcanzar lo que buscamos. También podemos cambiar aquellos hábitos que frenan nuestro crecimiento personal.

Es necesario identificar los hábitos que nos afectan; no todas las acciones repetitivas que ejecutamos diariamente contribuyen al proyecto personal; pues algunos hábitos nos restan energía, motivación y rumbo, llegando incluso a ser perjudiciales para nuestro bienestar. Por ejemplo, fumar es un hábito que impacta gradualmente en la salud; llegar tarde a todas nuestras citas o compromisos afecta la imagen personal y además incrementa la falta de credibilidad de los demás hacia nosotros. Y lo mismo sucede cuando no comemos bien, no hacemos ejercicio, nos dormimos muy tarde, no leemos o estudiamos, y la lista es interminable; cada mal   hábito trae consecuencias negativas a nuestra salud física, mental, emocional y social.

Afortunadamente, podemos cambiar o incorporar nuevos hábitos a nuestra vida porque la ventaja de un hábito es que se automatiza de tal forma que sin pensar se ejecuta. Hasta el momento nadie ha dicho que cambiar de hábitos es sencillo, porque el primer gran paso es estar conscientes de que necesitamos hacer un cambio en la forma de hacer las cosas y que tenemos la intención de hacerlo a través de la ejecución repetitiva de la conducta alternativa para modificar o eliminar el hábito que nos está afectando.

Cabe destacar que podemos cambiar un hábito por deseo o por obligación, por ejemplo, comenzar una dieta por cuestiones de salud. Los hábitos antiguos no se olvidan, por lo que, es fundamental pensar qué nuevas rutinas se tienen que comenzar a hacer.

Existe una creencia popular de que se necesitan alrededor de 21 días para formar un nuevo hábito, sin embargo; en el año 2009, Phillippa Lally, una investigadora de psicología de la salud en la Universidad College de Londres, publicó un estudio en el European Journal of Social Psychology en el que se calcula una media de más de 2 meses antes de que un nuevo comportamiento se convierta en automático, 66 días para ser exactos. Y, además, puede variar ampliamente dependiendo del comportamiento, la persona y de las circunstancias.

Si algo queda claro es que, los hábitos se forman por la repetición constante sobre el tiempo. Si una acción es persistente en nuestra rutina, es muy probable que termine por grabarse en el “disco duro” de nuestro cerebro en forma de hábito. Esta repetición hace que poco a poco el esfuerzo por realizar esa acción disminuya considerablemente, e incluso logremos ejecutarla sin pensarlo. Lo importante es que durante el tiempo que estemos trabajando en el nuevo hábito, no bajemos la guardia, porque la práctica hace al maestro y lo más seguro es que si un día lo hacemos y al otro no, entonces tendremos mayor dificultad al momento de retomar la acción. La formación del hábito exige constancia y una vez que lo adquirimos, entonces nuestro trabajo será mantenerlo en el tiempo.

Se ha escrito bastante al respecto, pero lo más importante es la voluntad y el esmero que cada uno le imprime. Cada uno a su propio ritmo, pero de forma constante; por ejemplo, si queremos empezar a ejercitarnos físicamente, es probable que algunos inicien con 20 minutos, otros con 30 o hasta 50 minutos, todo depende del cómo y por qué estamos introduciendo a nuestra vida ese nuevo hábito. 

Muchas personas se desesperan porque alguien les dijo, por ejemplo, que para leer tienen que comenzar con literatura clásica o que deben leer por lo menos 20 páginas para ese cambio en su vida tenga sentido; pero hay factores más importantes y de mayor peso que el tiempo que le impriman al cambio, por ejemplo, la motivación que le lleva a generar un nuevo hábito y la fuerza de voluntad para establecer un plan y conseguir lo que se quiere. 

Desafortunadamente, hay quienes no logran cambiar un hábito, porque interponen algunos mecanismos de defensa, como por ejemplo la negación o minimización de las consecuencias de su propio comportamiento, advirtiendo que los demás exageran y que no es para tanto. También las creencias afectan la percepción que se tiene de los demás o de uno mismo. Los valores tienen un peso al momento de jerarquizar la importancia que se le atribuyen a ciertas acciones, por ejemplo, algunas personas no creen que sea necesario incorporar el hábito de la lectura, ya sus actividades son estrictamente físicas.

Estar conscientes de que es necesario un cambio de hábitos en nuestra vida, nos evitará muchos pretextos, lo importante es comenzar a partir de objetivos claros, dando el primer paso, ser perseverantes y atrevernos a hacer las cosas que nos permiten crecer y avanzar hacia la meta. Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.

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Por Carmen Benavides

Directora de Contenidos TraInn MX

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