Cuidar la Salud y no la Enfermedad

Soy la causa de mi propio sufrimiento, pero únicamente de todo él. (Byron Katie).

Cuantas veces no oímos decir, somos lo que comemos, tu cuerpo es tu templo, mente sana en cuerpo sano, mientras que, por otro lado, también escuchamos: de algo me he de morir.

Las cuestiones de salud no solo deben entenderse como temas de salud física, también debemos cuidar nuestra salud mental; en realidad, creo que no deberíamos ver separado el cuerpo de la mente porque somos un sistema y ellos son un engranaje, y en sí, estamos conectados.

Si entendemos que la salud es la búsqueda de un bienestar integral en las esferas biológica, sicológica, social y espiritual, será menester de cada individuo procurarse más de un “hábito” para cuidar la salud y no la enfermedad. A continuación, pongo a tu disposición algunas recomendaciones que, en lo personal, me han servido para llevar una vida que considero saludable:

✓  Cuidar las horas de sueño (6 a 8 horas, aprox.)

✓  Hidratar (tomar 8 vasos de agua al día, aprox.)

✓  Realizar ejercicio al menos 3 veces por semana

✓  Meditar

✓  Cuidar la alimentación

✓  Organizar tu tiempo (priorizar y delegar)

✓  Generar objetivos a corto, mediano y largo plazo (dar sentido a la vida)

✓  Cuidar las relaciones personales (generar conexiones)

✓ Identificar las emociones, escuchar tu cuerpo y si algo resulta perturbador, recordar que no te perturba lo que te ocurre, sino tus pensamientos sobre lo que te ocurre.

✓  Leer 30 minutos, 10 páginas o un capítulo entero (decide que se acomoda a tu ritmo de vida)

✓  Adoptar una actitud constructiva, positiva, en la que te aceptes a ti mismo y lo que te rodea.

Si nos mentalizamos para realizar esos pequeños sacrificios que suponen alimentarnos mejor, hacer ejercicio, cuidar la mente, eliminar hábitos nocivos; estaremos cerrando la puerta a muchas enfermedades. Afortunadamente, existen disciplinas sanitarias y parasanitarias que, desarrolladas por buenos profesionales, pueden ser de gran ayuda para cambiar y mejorar hábitos cuando no somos capaces de hacerlo por nosotros mismos.

Siendo realistas, los hábitos saludables no nos garantizan la salud, pero sí ayudan a disminuir la posibilidad de ponernos enfermos. Merece la pena intentarlo.

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