El siglo de las ideas disruptivas

Los tiempos cambian y con ello, nuestra forma de pensar y actuar; la sociedad se transforma y en muchos casos, revoluciona y modifica la realidad. El mundo permaneció estático durante miles de años, pero las grandes conquistas y descubrimientos dieron lugar a un sinfín de nuevas condiciones sociales, económicas, políticas y culturales. La aldea global se ha convertido en una gigante pista de carreras en donde la competencia, la eficacia, la creatividad y las ideas disruptivas juegan un papel fundamental.

Hace algunas décadas, las personas que estudiaban una carrera u oficio podían permanecer durante muchos años en un mismo lugar de trabajo hasta el momento de su jubilación, pero actualmente las cosas han cambiado, porque aquellas personas o empresas que quieran triunfar y tener éxito en lo que hacen, tendrán que modificar su forma de pensar y hacer las cosas de manera diferente. Actualmente, las profesiones, oficios y cualquier tipo de actividad que generen ganancias y cierta estabilidad económica, tienen un período de vigencia, lo cual nos obliga a capacitarnos y actualizarnos de forma permanente. 

La gran revolución de las ideas se ha convertido en un arma de doble filo porque, por una parte, las ideas innovadoras son una fuente importante de bienestar para gran parte de la población y, por otro lado, se abre una brecha sin precedentes entre las personas que están dispuestas a enchufarse con las nuevas demandas académicas/laborales; pero también están aquellas personas que le temen al cambio, porque no están preparados o simplemente, no cuentan con las herramientas necesarias para salir adelante. 

Las ideas por sí mismas no son sinónimo de innovación, tampoco significa que ineludiblemente generen cambios importantes, porque el impacto de las buenas ideas radica en la forma en cómo estas modifican y mejoran el entorno. Actualmente, la confrontación de las ideas está siendo rebasada por temas de ideología y de una tolerancia recalcitrante que no permiten contrapesos. Las ideas que han tenido buenos resultados en todos los rubros de la vida cotidiana son aquellas que rompen con los paradigmas impuestos durante mucho tiempo.

Las ideas disruptivas no son propias y exclusivas de las empresas, ya que pueden impactar en cualquier tipo de organización; hemos sido testigos de cómo famosas marcas comerciales surgieron de propuestas diferentes, en un mercado en donde aparentemente ya todo estaba escrito, pero ahora sabemos que una idea disruptiva puede marcar la diferencia. 

Según el diccionario de la Real Academia Española, la disrupción es un sustantivo que se define como “rotura o interrupción brusca”, esto significa que, surge de forma súbita y que no obedece a la previsibilidad de una acción. En términos generales, la disrupción existe cuando hay un quiebre o ruptura en un pensamiento preconcebido. Existen casos de éxito como Amazon, Cirque du Soleil y Netflix, entre muchos otros, cuya base principal han sido la visión y creatividad, apoyados en la tecnología. 

La incertidumbre y la crisis son dos grandes detonadores de ideas disruptivas, sin embargo, no es necesario esperar una situación de riesgo para poner en juego ideas diferentes e innovadoras. Tenemos el caso Kodak, cuyo principal pecado capital fue no renovar su modelo de negocio, a tal grado que, fue rebasado por la era digital y cuando quiso implementar cambios fue demasiado tarde.  

En la historia de la humanidad han existido personajes que provocaron un punto de quiebre frente a los convencionalismos de sociedades cerradas y reacias al cambio, pero el siglo XXI se ha convertido en un semillero de ideas disruptivas en muchos escenarios tales como el educativo, cultural, social, científico, tecnológico y ambiental entre otros. Vivimos tiempos difíciles, ya tuvimos la experiencia de una pandemia y también de la guerra, sin dejar de mencionar la carencia de alimentos y el daño al medio ambiente; a pesar de ello, muchas organizaciones decidieron mantener un modelo tradicional de negocio y con ello firmaron su sentencia, desafortunadamente quebraron, no pudieron sostener las prácticas tradicionales contra la ola de nuevos procesos y los inminentes cambios económicos, sociales y tecnológicos.

Pensar y actuar diferente en un escenario como el que nos ha tocado vivir, puede ser el principio de cambios importantes. “La buena noticia es que nada es como antes y nada será como hoy”. Tener ideas disruptivas significa tener una ventaja competitiva y posicionarse en un lugar en el que nadie ha podido llegar. Si quieres conocer más acerca del tema comunícate con nosotros, tenemos cursos y talleres para ayudarte a crecer y posicionarte en el mercado.

Por Carmen Benavides, Directora de Contenidos Trainn mx

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