La lealtad organizacional, una virtud bidireccional

La filosofía organizacional describe la postura y compromiso que tiene la empresa para con todos los sectores que participan en el proceso de producción o prestación de servicios. La misión, visión, valores, objetivos y políticas deben estar guiados por el hilo conductor de la congruencia y oportunidad; bajo un esquema estratégico que generé las condiciones necesarias para lograr los propósitos de la organización.

Diseñar una filosofía organizacional requiere de un esfuerzo importante, no se trata solamente de elaborar un documento con palabras rimbombantes y estilosas pero carente de objetividad. La filosofía institucional se equipará a los cimientos de una edificación, donde cada elemento suma, soporta y reparte de forma adecuada el trabajo y responsabilidad de quienes integran esa empresa.

Los elementos que componen dicha filosofía son fundamentales, ya que, la misión y visión son artífices de una cultura organizacional que representa la imagen de la empresa, en tanto que, los valores determinan el clima que se desarrolla gradualmente a partir del trato que reciben los colaboradores y cómo perciben estos a sus compañeros y a la organización, trayendo consecuencias que pueden afectar de forma sustancial a la empresa. 

Todos los valores son importantes, pero enunciarlos en la filosofía institucional depende mucho de los objetivos y estrategias de la empresa, sin embargo, uno de los valores que resulta muy significativo es el de la lealtad entendida esta como una cualidad del carácter o de la conducta de una persona, cuyos actos se guían siempre por principios y por el respeto a los compromisos que adquiere.

Dicho lo anterior, es importante considerar que la lealtad es una virtud bidireccional, esto significa que, se tiene que vivir en reciprocidad, porque cuando una de las partes permanece estática frente al compromiso y la responsabilidad del otro, se genera un desgaste de carácter moral y emocional para quien no se siente correspondido.

La lealtad es un valor que adquiere sentido cuando la alta dirección reconoce que, para recibir es importante dar. Desafortunadamente, vivimos una época en la que el director o sus representantes exigen y demandan empeño de sus colaboradores e inclusive llegan a emplear frases lapidarias como: “Si no eres leal y no haces todo lo que te digo, te recuerdo que, allá afuera hay miles de personas que desean ocupar tu puesto”, pero realmente esto no resuelve el problema, porque podrán desfilar cientos de trabajadores por el mismo lugar y al final, todos sentirán el poco o nulo compromiso de sus empleadores.

Bobadilla (2008), menciona que existen acciones muy puntuales para fomentar la lealtad bidireccional en la empresa:

  1. Aplicar la transparencia en las acciones de la organización. 
  2. Convertir en participantes activos a los colaboradores con puestos estratégicos en la toma de decisiones.
  3. Fomentar el acercamiento de la alta gerencia con los demás niveles y 
  4. Evitar tomar decisiones que vayan en detrimento del bienestar de los empleados. 

Por este motivo, es importante recuperar este valor e implementarlo dentro de las organizaciones como motor de productividad y por consecuencia de resultados positivos para la empresa. La lealtad es, según la sociología, uno de los ingredientes clave en la creación y fortalecimiento del capital humano porque además genera valor compartido. Si hay lealtad entre los individuos, tanto formal como informal, se genera el elemento más importante para hacer negocios: la confianza. 

Por Carmen Benavides

Directora de Contenidos TraInn MX

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