Síndrome de la silla caliente: La cara oculta del acoso laboral

El mundo de los negocios constantemente se ve amenazado por factores de carácter económico, político o social, pero también por condiciones internas que pueden afectar considerablemente el rendimiento de los colaboradores y en consecuencia, los resultados previstos por la organización. 

En los últimos años, se ha incrementado el acoso laboral y es Heinz Leymann (1996) quien acuña el término, definiendo esta figura como “aquella situación en la que una persona ejerce una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente y durante un tiempo prolongado sobre otra persona o personas en el lugar de trabajo, con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que finalmente esa persona o personas acaben abandonando el lugar de trabajo”.

Actualmente, este tipo de violencia es conocido como “mobbing” y hay una intención de hacer daño al trabajador a diferencia del acoso laboral donde no existe una voluntad de dañar, pero lástima de la misma manera porque existen los mismos síntomas y angustias, inseguridades, desmotivación y pérdida de estabilidad emocional.

Todo este tipo de acoso laboral ha dado lugar a un fenómeno conocido como “presentismo o síndrome de la silla caliente” mismo que, hasta el día de hoy sigue siendo un punto ciego que afecta de manera importante la productividad y los resultados de la organización; pues aun cuando los colaboradores hacen acto de presencia y aparentemente están trabajando, la realidad es que, “están sin estar” pues la desmotivación, aflicción y el asedio por parte de sus jefes o compañeros lo llevan a tener comportamientos nocivos para la empresa, ya que dejan pasar las horas sin hacer nada productivo, llevando a cabo actividades que no corresponden a sus funciones ni responsabilidades como por ejemplo entrar a redes sociales, realizar búsquedas en la web, o atender llamadas no relacionadas con el trabajo, levantarse constantemente de su lugar, entre muchos otros comportamientos de apatía y desinterés.

El empresario o sus representantes tienen que poner atención a este tipo de actitudes e identificar las causas que generan esa conducta. Quizás haya que cambiar la forma de trabajo, por horas o proyectos, mantener un buen clima organizacional, promover una cultura de denuncia frente a hechos infames que merman la salud física o mental de las personas, pero también en muchos casos hay que revisar las condiciones que se les están ofreciendo a los trabajadores y verificar que realmente satisfagan sus necesidades de orden laboral, personal o familiar.

Algunas razones ocultas del presentismo son:

  1. Una constante presión por parte de sus jefes o compañeros.
  2. Cambios en las condiciones laborales que generan incertidumbre y afectan la estabilidad del colaborador
  3. Falta de interés por la salud física y mental del colaborador. 
  4. Fatiga ocasionada por exceso de trabajo, la mala alimentación y falta de ejercicio.
  5. Falta de motivación.

El presentismo laboral tiene que ser combatido con una buena gestión del capital humano y con condiciones que propicien el entusiasmo, el trabajo colaborativo y además despierten el compromiso y lealtad de los colaboradores. De no actuar con prontitud, las consecuencias pueden ser  fatales para los colaboradores y para la empresa. 

Por Carmen Benavides

Directora de Contenidos TraInn MX

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